En muchos hogares aún se escucha la frase: “Un golpe a tiempo evita problemas”. Sin embargo, se ignora el impacto físico y emocional que este tiene en los niños. En lugar de corregir, provoca miedo y lleva a mentir para evitar el golpe.
La crianza es una tarea difícil. Actuamos según lo que vivimos. Las instituciones sociales influyen en el desarrollo de creencias que impactan la vida y la convivencia de sus miembros. Si se refuerza la idea de que el sufrimiento es necesario para aprender, nuestras acciones tenderán a responder a esa creencia.
Algunos padres dirán: “A mí me criaron así y salí bien”. Sin embargo, estudios de profesionales de la salud mental han demostrado que los golpes agravan la conducta que se espera cambiar, afectan el desarrollo social y emocional de los niños y normalizan la violencia en sus interacciones con los demás. Entonces, ¿qué hacemos?
Existen métodos de disciplina libres de violencia. En Vimenti nos certificamos y ofrecemos el programa ACT: Educando a Niños en Ambientes Seguros, cuyo enfoque es brindar a las familias estrategias de disciplina basadas en el respeto y la empatía. Se abordan temas como el comportamiento de los niños, el impacto de la violencia en su desarrollo, la expresión y manejo de las emociones en padres y menores, la influencia de los medios electrónicos y los diferentes estilos de crianza. Las familias aprenden nuevas técnicas y reflexionan sobre sus experiencias de crianza.
Estos testimonios nos recuerdan que los niños no necesitan golpes para aprender, sino adultos presentes, pacientes y protectores. El castigo físico impone obediencia momentánea, pero deja efectos negativos a largo plazo.Pero recuerda, estas estrategias no son soluciones instantáneas, sino prácticas que deben incorporarse gradualmente a nuestra rutina diaria. La clave está en la consistencia. Ahora, te invitamos a que empieces practicando: ¡Respira hondo y sonríe! Recuerda que cada no, te acerca más a un sí.